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Escultura

“Pinto, en su obra más personal, se adentra y capta el sentido profundo de cada motivo. En un proceso de decantación, elimina los detalles superfluos, logra la desaparición de toda anécdota, y descubre las formas esenciales mediante volúmenes y planos simplificados, en busca de la indisoluble unión entre lo expresado y la manera de expresión. En sus obras, las relaciones plásticas afloran desde la intuición y la reflexión, sin la necesidad de recurrir a mecanismos rutinarios. Pinto extrae de los materiales todas sus posibilidades expresivas, no como simples soportes, sino como parte constitutiva de los valores estéticos. En su trabajo, los materiales se encuentran al servicio del fin último de la obra.

La temática  parte, generalmente, de su realidad circundante, de la fuerza creadora de su propia cultura. Pero en ella, las relaciones entre el contenido y la forma (los objetos, los cuerpos, los rostros…) encuentran otra dimensión: las formas no definen simplemente la apariencia de los motivos, sino que ponen de manifiesto otra verdad. Como todo artista consciente de su función, Pinto muestra en sus esculturas cómo la sustancia del contenido está íntimamente ligada a la verdad de la forma. Incluso sus obras más “figurativas” son concebidas desde una visión analítico-conceptual, aunque siempre ajenas al dogmatismo formal vanguardista que, a mi entender, parte de ella sostuvo una postura (radical y) equivocada al rechazar la observación de la realidad como actitud válida para representar el auténtico sentido de lo moderno. Pinto sorteó estos conceptos reductores y encontró la fuente de sus trabajos en los complejos impulsos creativos que pueblan su mundo naturalista". (G. Torné en Pinto 2006, ver bibliografía).

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